Montag, 28. April 2014

Internet y los jóvenes

Miami, 21 de noviembre de 2008. Un joven de 19 años llamado Abraham Biggs se suicida ante la webcam y ante la presencia de otras personas que lo jalean para que llegue hasta el final. Su agonía ante la cámara dura horas interminables hasta que alguien tiene la piedad de avisar al moderador del chat que a su vez llama a la policía.

Como padres y docentes nos importa y estamos preocupados con que los jóvenes sepan hacer un uso seguro y provechoso de internet. Mi impresión es que cuando te pones a decir a los jóvenes lo que tienen y lo que no tienen que hacer, te miran con cara de póker y ahí se queda la cosa. Mi impresión es que les tienes que captar desde las emociones para que les llegue el mensajes y sean ell@s mism@s l@s que lleguen a la conclusión. 


Con respecto a ello os comento un cortometraje que trata una situación muy parecida a la de Abraham Biggs y que se puede utilizar como recurso en clase para que verbalicen lo que ven en él y lo que les hace sentir. Se trata del cortometraje Room (2011) de Fernando Franco, de 18 minutos de duración. 


Lo primero que vemos en el corto es la habitación de Ana. A juzgar por su habitación, Ana parece ser una chica de clase media con la vida normal de una joven de su edad. Tiene una habitación bonita y espaciosa. Le gusta la música (tiene un chelo y muchos cds). En la pared hay imágenes (se adivina alguna con postales o paisajes bonitos) y tiene dos ordenadores en la habitación. Ana entra en la habitación tambaleándose, a todas luces no tiene buena coordinación, se le cae lo que lleva en las manos. Parece que está enferma, como si no tuviera consciencia de lo que está pasando. Es como si no fuera dueña de sí misma y estuviera a merced de los demás. En el transcurso del corto nos enteramos de que ha ingerido bastantes pastillas. Con excepción de 2 veces, no mira nunca a la webcam, solo lee los comentarios de los demás miembros del chat y les contesta sin mirar. Se siente muy indefensa e incomprendida por sus compañeros de chat (“no tenéis ni idea”) y no le importa nada (“me da igual todo”) y habla de “morirse”. Llega un momento que se medio desnuda. No queda claro por qué, quizás porque no tiene control de lo que está haciendo. Sin embargo, le desagrada y pone cara de asco cuando Alex, uno de los usuarios del chat, le pide que mire a la cámara y ve lo “cachondo” que está. Cuando no hay nadie en el chat sale al baño, vuelve con la cara mojada y parece coger el móvil. Después se agacha para vomitar, pero esto no se ve. Al final se tumba en la cama de espaldas y no muestra ninguna reacción más. 
Y ya no os cuento más. Ya me diréis qué les ha parecido a vuestro alumnado. 

Y termino con una presentación de Slideshare muy clarificadora sobre prevenir el uso de las redes sociales para hacer daño por medio de cyberbullying:

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